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Fortalecer la partería profesional salva vidas 

 

Montevideo, 31 de agosto de 2022 (UNFPA Uruguay)— Leticia Rumeu cumplió la mayoría de edad como partera. Tras 18 años ejerciendo su profesión, se la ve desenvuelta al recibir a las mujeres que van a controlar su embarazo en el Hospital Pereira Rossell. Sin embargo, recuerda perfectamente bien los nervios que sentía recién egresada: con 24 años se iba a trabajar a Pando, en el departamento de Canelones, con la mochila con todo el cargamento necesario para pasar en la maternidad durante 24 horas y con un grueso libro de obstetricia, su obra de cabecera. Nunca lo abrió en aquellos desvelos, pero era su amuleto. Aprendió mucho de la práctica y de otras profesionales que tenían más experiencia: “Nunca voy a olvidar una ida en ambulancia con una paciente y las recomendaciones que me había dado una enfermera antes de salir. Al volver la abracé llorando, porque gracias a ella puede hacer las cosas bien”, señala.

Leticia se siente afortunada porque nunca dejó de trabajar. Pasó de Pando a Las Piedras y luego, se presentó a un llamado en la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) para ocupar una vacante en el Pereira Rossell, lugar en el que hace 16 años que se desempeña como partera. También entró por concurso en el Hospital Policial, donde sigue ocupando su cargo. Leticia decidió dedicar su tarea a los centros de salud pública porque son los espacios en los que puede ejercer con todas las competencias. “En los centros privados, como el acto médico se paga, las parteras no podemos atender los partos, sino que lo hacen los ginecólogos y a mí me gusta asistir los nacimientos”.

El título de partera “habilita para la atención prenatal de embarazos de bajo riesgo, asistencia de partos y puerperios de bajo riesgo y del recién nacido”, de acuerdo con el Decreto Nº 445/007. Están dentro de las competencias de estas profesionales las “tareas de educación para la salud integral de la gestante, la familia y la comunidad y está habilitada a realizar la prevención del cáncer de mama y de cuello uterino (incluida la toma de colpocitología oncológica). Por otro lado, la Ley N° 17565 indica que todo establecimiento en el que se asisten partos debe contar con partera interna de guardia, sea una institución pública o privada. 
Esta normativa, sostiene Leticia, fue un gran cambio para la profesión porque, por un lado, comenzó a haber mayor demanda de trabajo y, por otro, hubo mayor reconocimiento del papel que cumplen. Sin embargo, considera que falta mucho por recorrer. “Tenemos que trabajar muchas horas para alcanzar salarios adecuados, nos faltan incentivos laborales y estabilidad”, reconoce. 

Esta partera trabaja en total 48hs semanales y se desempeña en dos hospitales, una realidad que es similar a las de sus colegas en Uruguay: de acuerdo a los datos del Censo Nacional de Parteras, en promedio, las parteras trabajan 45,8 horas semanales y el 75 por ciento de ellas, en al menos dos instituciones (un 27 por ciento lo hace en tres).

El rol de las parteras

Según el informe del Estado Mundial de Las Matronas en el Mundo 2021 la evidencia muestra que inversión en estas profesionales “facilita que una mujer viva el parto de manera positiva, se presten servicios de aborto integrales eficaces y seguros, se mejoren los resultados en materia de salud, se aumente la disponibilidad de la mano de obra, se favorezca el crecimiento inclusivo y equitativo, y se promueva la estabilización económica”. 
Por otra parte, en el mismo informe se señala que las parteras que cuentan con la educación y licencias necesarias para ejercer, están integradas en equipos interdisciplinares que las apoyan y desempeñan su actividad en un entorno propicio “pueden prestar cerca del 90% de las intervenciones esenciales de salud sexual y reproductiva, materna y neonatal y del adolescente a lo largo del ciclo vital, si bien representan menos del 10% del personal de esas áreas a escala mundial”.

La vocación

 

En la consulta del Pereira Rossel, Leticia está acompañada por Irene Adib, de 34 años, quien está haciendo el internado para finalizar la licenciatura. Irene confiesa que le costó encontrar lo que quería hacer. Pero ya no duda. Recuerda la primera vez que asistió un parto y aún guarda la foto de recuerdo con la madre, el padre y el bebé. Irene espera recibirse y continuar con la asistencia a los nacimientos. Quiere dedicarse de lleno a su profesión, aunque sabe que, al egresar, la inserción laboral no es sencilla. Un hecho que se ve reflejado en el Censo, con una tasa de desocupación cinco veces superior en las edades más jóvenes (el desempleo para las graduadas luego de 2010 es 23.1%, mientras que para las graduadas antes es menor al 5%). En esa línea, el desempleo entre estas profesionales de todas las edades alcanza el 14%, un porcentaje que llega al 27,3% en el departamento de Flores; 21,4% en Artigas y 19,6% en Montevideo. 

A partir de un pedido específico de las asociaciones de parteras profesionales, en 2020 UNFPA regional llevó a cabo el Curso de Capacitación en Incidencia Política para el Fortalecimiento de la Partería Profesional en América Latina, con el objetivo de mejorar las habilidades de las parteras profesionales para la incidencia política, promoviendo acciones dirigidas a tomadores de decisiones para fortalecer la respuesta a las necesidades de desarrollo profesional y el reconocimiento de su labor en los sistemas de salud y en la mejora de resultados en la salud sexual, reproductiva, de la madre, recién nacido y adolescentes, cuya contribución es central.

UNFPA Uruguay está en sintonía con el mandato regional de la organización, motivo por el que se apoyó la realización del Censo, el primero en la región con esas características. “El rol de las parteras es fundamental y abarca muchas más dimensiones que el embarazo y el parto. Ellas tienen las competencias para trabajar en anticoncepción, la promoción de la salud sexual y reproductiva, en el trabajo con la población adolescente y, en lo que tiene que ver con el embarazo y nacimiento, tienen una mirada orientada al parto humanizado y al trato respetuoso” enfatiza Valeria Ramos, Oficial de Programa en Salud Sexual y Reproductiva de UNFPA Uruguay.