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21 jun 2012.

El pasado miércoles 20 de junio el Centro de Salud Ciudad Vieja (25 de mayo 183) de Montevideo abrió sus puertas un día más, pero esta vez con la particularidad de hacerlo como centro de salud libre de homofobia, iniciativa pionera en Uruguay. Acompañaron la celebración autoridades de ASSE y del Ministerio de Salud Pública.

La iniciativa, comenzada en 2010, surge ante la constatación de que las políticas públicas del país no habían incorporado suficientemente las necesidades de salud de mujeres lesbianas, hombres gays, personas transexuales,intersexuales y bisexuales(LGTIB), desde un enfoque no discriminante, tomando en cuenta sus realidades y sus problemas y necesidades particulares. Históricamente, han sido las políticas enfocadas a la prevención del VIH sida las que en forma específica les han tomado en cuenta, principalmente desde un enfoque de riesgo. Para ello, y siguiendo las guías de diversidad sexual publicadas por el Ministerio de Salud Pública en 2009 y a través de procesos de cooperación con otros países de la región con iniciativas similares(Argentina), el equipo de salud del centro ha participado en procesos de formación y capacitación. Además se desarrollará una campaña de sensibilización en el barrio y en la comunidad LGTIB para dar a conocer el servicio.

La capacitación y formación del equipo con este nuevo enfoque es el resultado del trabajo conjunto, interinstitucional e interdisciplinario por parte del MSP, RAP/ASSE, Colectivo Ovejas Negras, Departamento de Medicina Familiar y Comunitaria de la Facultad de Medicina - UdelaR y el Fondo de Población de las Naciones Unidas.

¿Libre de homofobia?

Un centro de salud libre de homofobia es una institución de salud cuyo equipo considera las diferentes orientaciones sexuales e identidades de género sin pre-conceptos y sin discriminación, buscando romper las barreras de acceso al sistema sanitario y entendiendo que las orientaciones e identidades sexuales afectan a la salud en su conjunto. De este modo, se dirigen a las personas por el nombre con el que se sienten identificadas, integran la diversidad sexual en su estrategia comunicacional, no realizan presuposiciones previas sobre su comportamiento sexual lo cual puede derivar en diagnósticos y tratamientos errados e informan sobre comportamientos saludables.

La discriminación por parte del sistema de salud puede llevar a problemas de salud en general y de salud sexual y reproductiva, como son barreras de acceso a la consulta ginecológica por parte de las mujeres lesbianas, baja tasa de realización del PAP, infecciones de transmisión, problemas derivados de utilización de hormonas o el uso inadecuado de siliconas e implantes por parte de las personas trans, entre otros. Asimismo, y tal como lo establecen las guías del MSP es fundamental que los equipos de salud cuenten con formación en esta área para favorecer el acceso a los servicios y mejorar la calidad de atención.

Cambios culturales
Como señala, Valeria Rubino, del colectivo Ovejas Negras, es necesario entender el problema desde el lado de los y las profesionales de la salud y desde el lado de las y los usuarios. Por un lado, “se deben desarrollar estrategias que generen un cambio cultural e institucional que no se logra tan solo con la difusión de normativas”. Y a su vez “la comunidad LGBIT requiere, para vincularse de forma “sana” con los centros de atención en salud, de dos componentes indispensables: la existencia de espacios libres de homofobia, donde lesbianas, trans, gays, bisexuales se sientan contenid@s, aceptad@s y en condiciones de plantear sus situaciones específicas y una reeducación para el uso de los servicios desde esta nueva situación, más incluyente”.

Esta primera experiencia piloto de aprendizaje entre la comunidad de profesionales de salud y el colectivo LTGIB está siendo evaluada para su extensión y adaptación en otros centros de salud del país.

Fotos de la actividad: link.