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La Guía clínica para la Hormonización en personas trans surge ante la necesidad de mejorar la respuesta en salud que se brinda a una población que por años ha sido postergada. Las personas trans enfrentan dificultades para acceder a derechos humanos fundamentales: la identidad, la educación, el trabajo, y también el derecho a la salud. La sumatoria de vulnerabilidades y una mayor exposición a formas de violencia como lo son la discriminación y la exclusión social, terminan además afectando el derecho a la vida. Los datos que al 2015 recoge la Comisión Interamericana de Derechos Humanos son contundentes: un 80% de la población trans en América Latina muere antes de los 35 años.

En Uruguay la ley que crea el Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) nos asegura el derecho a la protección de la salud. Sin embargo, se sabe que para realmente lograr el acceso a este derecho, los servicios deben estar preparados para recibir a toda la población, siendo sensibles a las particularidades de cada persona o grupo poblacional, y contando con formación para poder abordar aspectos específicos. Con esto en mente se elaboraron los Objetivos Sanitarios Nacionales, que dan lugar a la definición de Objetivos Estratégicos, como el número 5: “Avanzar hacia un sistema de atención centrado en las necesidades sanitarias de las personas y las comunidades”. Dentro de este objetivo, desde el Ministerio de Salud se ha propuesto el trabajo en buenas prácticas, y la meta de lograr acreditar a los servicios de salud que integran el SNIS como libres de homo-lesbo-transfobia.

El presente material, que incluye recomendaciones básicas para la atención de personas trans y sus familias dentro de los servicios de salud, y aspectos específicos de la atención en lo que refiere a los procesos de hormonización, es un paso más en esa dirección. Surge desde el mismo enfoque con el que se han venido desarrollando las políticas en salud y diversidad sexual en los últimos años: desde el diálogo intersectorial, y el trabajo directo con la población usuaria. Por estos motivos es que se busca, partiendo de un paradigma que despatologiza las identidades trans, aportar a que los equipos de salud sean capaces de brindar atención integral a mujeres y varones trans. De lograrse, el impacto de los resultados trascenderá el ámbito meramente sanitario y significará un cambio en la vida y el acceso a los derechos de las personas involucradas.